jueves, 26 de marzo de 2009

La Saeta y otros poemas...

Próximos a celebrar la Semana Santa, Castilleja se prepara para sacar a la calle lo mejor de sí. Se engalan las calles, se saca lustre a los candelabros de cola, ya huele el pueblo a torrija y rosco de pascua, la Plaza y la Calle Real preparan sus mejores galas. Unos y otros deseosos están. Un año entero desemboca en un río de ilusión y esperanza porque en la calle los suyos están...

...Y así podríamos seguir escribiendo sobre nuestros sentimientos. Como veis no lo he escrito en verso, pero bien que se podría hacer.

La poesía intenta sacar afuera lo que llevamos dentro, los sentimientos. Sentimientos tanto por aquello que sentimos, como por aquello que amamos, como por lo que vemos, por lo que tocamos... Cualquier cosa puede ser susceptible de ser escrito en poesía.

Os dejo a continuación algunos ejemplos de poemas que han pasado a ser auténticos clásicos.




Dijo una voz popular:
¿Quién me presta una escalera
para subir al madero
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?

Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar.

Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz.

Cantar de la tierra mía
que echa flores
al Jesús de la agonía
y es la fe de mis mayores.

¡Oh, no eres tú mi cantar
no puedo cantar, ni quiero
a este Jesús del madero
sino al que anduvo en la mar!


Otros poemas para leer y disfrutar

Romance del Conde Olinos
Anónimo


Madrugaba el conde Olinos,
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.


Mientras el caballo bebe
canta un hermoso cantar:
las aves que iban volando
se paraban a escuchar;


caminante que camina
detiene su caminar,
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.


Desde la torre más alta
la reina le oyó cantar:
-Mira, hija, cómo canta
la sirenita del mar.


-No es la sirenita, madre,
que esa no tiene cantar;
es la voz del conde Olinos,
que por mí penando está.


-Si por tus amores pena
yo le mandaré matar,
que para casar contigo
le falta sangre real .


-¡No le mande matar, madre;
no le mande usted matar,
que si mata al conde Olinos
juntos nos han de enterrar!


-¡ Que lo maten a lanzadas
y su cuerpo echen al mar!
Él murió a la media noche;
Ella, a los gallos cantar.


A ella, como hija de reyes,
la entierran en el altar, y a él,
como hijo de condes,
unos pasos más atrás.


De ella nace un rosal blanco;
de él, un espino albar.
Crece uno, crece el otro,
los dos se van a juntar.


La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar.


De ella nacería una garza;
de él, un fuerte gavilán.
Juntos vuelan por el cielo,
Juntos vuelan par a par.

Precioso el poema del Conde y la Princesa, ¿verdad? Pues si quieres escucharlo, PINCHA AQUÍ
(Si quieres ver y leer este poema en otra versión, PINCHA AQUÍ)


CANCIÓN DEL PIRATA
(Espronceda)
Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, el Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar rïela,
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Estambul:

«Navega, velero mío,
sin temor,
que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor.


(Si deseas escuchar este poema en una versión cantada, PINCHA AQUÍ)

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